LA SOBERANÍA DE LA ORDEN DE MALTA

por Juan Antonio de Ybarra e Ybarra

 

El origen de la Orden de Malta tiene lugar en el Hospital de Jerusalén, creado por los mercaderes de Amalfi, antes de la primera cruzada en 1048. El beato Gerardo Tenque, primer prior del Hospital, concibió allí la creación de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, que más tarde se tituló de Rodas y de Malta.

El Papa Pascual II aprobó su constitución como orden religiosa en 1113, la puso bajo su protección y dependencia directa y la eximió de la jurisdicción episcopal. (En la actualidad las personas religiosas, las iglesias y las casas conventuales de la Orden están exentas de la jurisdicción del ordinario del lugar.)

El beato Raimundo del Puy sucedió al fundador de la Orden en 1120. Fue él quien comenzó a titularse maestre del Hospital y quien dotó a la Orden del carácter militar para defender a los peregrinos que acudían a Jerusalén.

La Orden de Malta es la cuarta orden de la Iglesia, después de los basílios, los benedictinos y de los agustinos (Ricardo de la Cierva:"Misterios de la Historia, II"). Cuenta con nueve beatos y cinco santas y santos proclamados oficialmente por la Iglesia. En la actualidad es una orden religiosa laical, hospitalaria, caballeresca y tradicionalmente nobiliaria. Goza de la cualidad de sujeto de Derecho internacional. Es una orden religiosa y una orden soberana. Esta íntima conexión entre el carácter religioso y el carácter soberano es lo que define a la Orden y hace de ella la más singular de todas las instituciones de la Iglesia. Ha sido reconocida como soberana por sus propios fines institucionales multiseculares de carácter espiritual, hospitalario y militar. Es decir, el reconocimiento de la soberanía de la Orden se consolida a través de un proceso que tiene su origen en su fundación y se va consolidando a lo largo de los siglos por la práctica continuada de sus actividades fundacionales.

Cuando la Orden abandona Jerusalén se instala en Acre en 1187. Allí construye un gran hospital y se hace cargó del impresionante castillo que ellos mismos lo bautizan con el nombre de Crac de los Caballeros. En 1291 se traslada a Chipre, donde prepara una importante flota naval para conquistar Rodas. En 1310 se toma Rodas y la Orden permanece en la isla durante más de doscientos años. Los caballeros construyen el mejor hospital del Mediterráneo, fortifican Rodas y levantan magníficos edificios que aún hoy día se conservan. Desde entonces se les conoce a los Hospitalarios como caballeros de Rodas. La Orden ejerce aquí por primera vez una soberanía territorial. Cuenta con el pabellón más antiguo del mundo, recibe y acredita embajadores, otorga pasaportes, hace la guerra y la paz, acuña moneda y tiene servicios jerarquizados. Sin embargo, la Orden no tiene vocación de proclamarse como Estado, quiere ser una organización humanitaria cristiana con miembros y no con súbditos.

El 1 de agosto de 1522 Solimán el Magnífico, con 280 barcos y 200.00 hombres, lucha durante cinco meses contra 600 caballeros de San Juan y 6.000 hombres. El 1 de enero de 1523 el gran maestre sale con todos los caballeros Hospitalarios de la isla de Rodas con honores militares.

El 23 de marzo de 1530 el emperador Carlos V, rey de España, cedió a la Orden el archipiélago de Malta, pero no renunció a la soberanía. Como prueba de ello el gran maestre se comprometió a entregar todos los años un halcón al virrey de Sicilia. En la práctica la Orden gozó de un régimen de cosoberanía con España. Los caballeros de Malta, que así comenzaron a llamarse desde entonces, fundaron La Valetta (nombre del gran maestre que comenzó su construcción), crearon la primera escuela naval del mundo, construyeron la más lujosa de las catedrales de la cristiandad e innumerables palacios donde se instalaron las sedes de las ocho Lenguas de la Orden: Provenza, Auvernia, Francia, Italia, Aragón, Inglaterra, Alemania y Castilla. Contaron con una de las mejores bibliotecas de occidente y tuvieron el mejor hospital del mundo, con una famosísima Escuela de Anatomía, Medicina y Cirugía. La Orden permaneció en el archipiélago de Malta hasta que Napoleón la expulsó en 1798.

En 1834 la Orden de Malta se instaló definitivamente en Roma, en los palacios de Via Condotti y del Monte Aventino, desde donde comenzó a reorganizarse. Estos palacios de Roma gozan del derecho de extraterritorialidad. En esta última etapa de la Orden, ya instalada en Roma, se puede decir que queda completado ese proceso en el que se consolida la soberanía de la Orden con el establecimiento de más de cincuenta representaciones diplomáticas acreditadas por todo el mundo. Las relaciones diplomáticas con España son a nivel de embajada.

Por todo ello, se puede afirmar que la soberanía de la Orden, tenga territorio o no lo tenga, ha sido, es y será una soberanía institucional.

El 5 de noviembre de 1954 el Papa Pío XII (caballero de Malta) quiso dar un nuevo impulso a la Orden para adecuarla a los tiempos modernos y ordenó su intervención. Para llevar a cabo esa reforma que se proponía realizar creó una comisión formada por tres cardenales presidida por el cardenal Canali, gran prior de Roma para la Orden, que luego fue ampliada a cinco cardenales. La intervención duraría diez años. La comisión de cardenales quiso, por deseo expreso del Papa, que se suprimieran las pruebas de nobleza para el ingreso de los caballeros de honor y devoción, pero no lo pudieron lograr. Sin embargo, se creó una nueva categoría que simplificaba las exigencias de esas pruebas. Estos nuevos caballeros fueron los de gracia y devoción. El Papa tenía serias quejas por el comportamiento de los dirigentes de la Orden y en cierta ocasión, comentó a su sobrino el abogado Carlo Pacelli (también caballero de Malta) que él no ponía en cuestión la soberanía de la Orden, porque creía en su existencia, pero sí reprochaba a los caballeros que en vez de utilizarla para potenciar los fines institucionales sanjuanistas, estuvieran haciendo uso de ella para proclamarla en alabanzas.

En 1961, bajo el pontificado de Juan XXIII, se aprobó la Carta Constitucional definitiva, hoy en vigor. En esta reforma se crearon la figura del cardenal patrono, los caballeros de obediencia, los subprioratos y los caballeros de gracia y devoción. El cardenal patrono sustituye a la Comisión de los cinco cardenales. Ostenta la representación del Papa ante la Orden con la misión de promover los intereses espirituales de sus miembros y de tutelar las relaciones entre la Santa Sede y la Orden.

Siguiendo el espíritu de esta reforma se crearon los caballeros de obediencia con la finalidad de preparar las condiciones adecuadas que permitieran impulsar la vida espiritual y asistencial, y abrir el camino a un mayor número de caballeros profesos que diera un nuevo impulso a la Orden. En esta reforma se concede un gran protagonismo a los caballeros de obediencia. También se crearon los subprioratos para que se ocuparan con los prioratos de las obras espirituales y asistenciales en aquellas naciones donde la Orden ejerce su actividad (artículo1, párrafo 3. Carta Constitucional).

Después de la reforma los miembros de la Orden se dividen en tres clases: Los caballeros de justicia y los capellanes conventuales, profesos de votos solemnes. Segunda: Los caballeros de obediencia, que hacen una promesa de tender a la perfección cristiana. Tercera: Las damas y los caballeros de honor y devoción; de gracia y devoción; de gracia magistral que no necesitan presentar pruebas de nobleza; y los capellanes. De los 12.000 miembros que tiene la Orden de Malta más del 60 por 100 son de gracia magistral.

Con la existencia de estas tres clases, los miembros de la Orden o quienes deseen ingresar en ella tienen la posibilidad de vivir el espíritu sanjuanista con arreglo a sus deseo o necesidades espirituales.

El último cardenal patrono de Malta ha sido el cardenal camarlengo Sebastiano Baggio. El cardenal Baggio murió el pasado día 21 de marzo, y después de su muerte el Papa destituyó al prelado de la Orden arzobispo Brini y designó a monseñor Donato de Bonis, tesorero general de la Cámara Apostólica, para hacerse cargo de la prelatura de la Orden de Malta. La figura del prelado es inmemorial en la Orden de San Juan de Jerusalén. Posteriormente, el día 8 de mayo, el Papa ha nombrado nuevo cardenal patrono al cardenal Pío Laghi, prefecto de la Congregación para la educación católica. Con estos nombramientos el Papa Juan Pablo II ha marcado el comienzo de una nueva etapa de renovación dentro de la Orden. Yo estoy seguro de que Su Alteza Eminentísima, el gran maestre frey Andrew Bertie continuará esa línea renovadora que ha iniciado la Santa Sede tan necesaria en estos momentos para adecuar la Orden a los tiempos que corren. Ya frey Andrew Bertie dio muestras de tener ese espíritu reformador cuando creó el subpriorato de San Jorge y Santiago y desbloqueó las dificultades que se ponían para el ingreso de nuevos caballeros de obediencia en España.

El 25 de mayo fue elegido el marqués de Perinat nuevo presidente de la Asociación Española de la Orden; con esta elección comenzará una etapa de evidente renovación dentro de este organismo melitense. Estoy seguro que tanto el subpriorato como la asociación asumirán el espíritu reformista de la Carta Constitucional de 1961 y se logrará una colaboración en armonía entre ambos organismos de la Orden, que permitirá poder prestar un servicio a la sociedad española de la misma manera que lo hacen en otras partes del mundo.

Los comportamientos actuales de la Orden tienen que renovarse, porque de lo contrario estaremos asistiendo a la desaparición de esta institución sanjuanista de la Iglesia que va camino de cumplir un milenio. Como ha dicho don Ricardo de la Cierva al referirse a los caballeros de Malta (ob.cit.), la Orden puede desaparecer, bien porque se extingan los profesos, o bien porque se busque la secularización que algunos desean y se separe de la Santa Sede. Si llegara ese momento, la Orden de Malta dejaría de ser una orden religiosa y dejaría de ser una orden soberana.

Diario ABC. Madrid, 12 de julio de 1993.