Está visto que no se quiere aprender y reconocer que
vascos y navarros somos diferentes por mucho que moleste. Si no queremos
que España se convierta en una entelequia hay que admitir que las
realidades están por encima de las leyes; unas leyes que hacen los
políticos para defender sus intereses y no la de los territorios que
permitieron que España existiera como Estado.
Antonio Cánovas del Castillo tuvo mucho miedo de que
no se cumpliera con la abolición Foral después de las Guerras Carlistas,
porque sabía que los Ybarra, los Chávarri y los Martínez de las Rivas se
preparaban para exigir la reintegración Foral plena, pero levantaron el
pie del acelerador al saber que Sabino Arana se aprovechó de esa
circunstancia para atacar a España. Los Ybarra, Chávarri y Martínez de
las Rivas no estuvieron dispuestos a pasar por los ataques a España de
Sabino Arana, y
sus exigencias ante Cánovas se encaminaron hacia el desarrollo económico y el
establecimiento de los llamados Conciertos Económicos para que los
territorios vascos recuperaran parte de las facultades de autogobierno
que tuvieron antes de la abolición Foral.
Los vascos seguiremos hablando de los Fueros y de lo
que nos dé la gana ahora y cuando lo consideremos necesario para
preservar los derechos que como tales nos correspondan en virtud de
nuestra historia.
El Vuelo de los Halcones, una reciente novela mía, es
una llamada de atención, una advertencia para que se respete la verdad
de la historia. Si se manipula la historia de los pueblos que
permitieron que España existiera, corremos el peligro de que surjan
nuevos descontentos y nos encontremos ante graves dificultades de
convivencia.